La mitad de la guarnición está de vacaciones y otra buena parte de permiso por el puente de la Asunción. Apenas quedan 700 militares de los 3.500 que figuran en las plantillas. Está despejado y la jornada promete ser calurosa. La noche ha sido extremadamente tranquila, como las de los últimos días. Desde las dos de la tarde del miércoles 14, cuando soldados y mandos abandonaron los cuarteles con destino a las playas marroquíes y a la Península, éstos quedaron sumidos en el sopor del verano norteafricano. Los servicios de semana y las guardias se han relajaron y algunos mandos optan por dormir en sus domicilios.
El silencio que domina la ciudad, súbitamente, es rasgado por silbidos penetrantes y continuados. Tan rápidos como han llegado, comienzan a oirse explosiones sordas en puntos localizados de la ciudad, desde los barrios del Real y las Cabrerizas hasta el aeropuerto. Son obuses de 155 mm. disparados desde territorio marroquí, a 30 kilómetros de distancia, por piezas F-3 de procedencia francesa. No están sujetas a «restricciones de uso» como las que impone Estados Unidos al armamento que vende a los países aliados. A la primera andanada le siguen otras. El Ejército marroquí está atacando por sorpresa las instalaciones militares diseminadas en los 12 kilómetros cuadrados que ocupa Melilla.
5:23 horas. El caos es generalizado. Varios cuarteles están ardiendo, hay un número indeterminado de muertos, se atienden heridos, es imposible establecer comunicaciones con la Comandancia General. Legionarios del Tercio «Gran Capitán» tratan de poner en marcha los vehículos que todavía permanecen intactos.
5:37 horas. Las explosiones aumentan, ahora tienen un sonido diferente. Seis cazabombarderos «Mirage» de la Fuerza Aérea alauí sobrevuelan la ciudad a baja altura. Lanzan bombas guiadas por láser de procedencia francesa. Su objetivo: volar los polvorines, que estallan en cadena. El Estado Mayor marroquí (viene de la página 33) ha cursado órdenes estrictas a sus pilotos: evitar bajas entre la población civil. El 65 por ciento de los 65.000 melillenses son musulmanes. Los misiles aire-superficie de la segunda oleada de aviones convierte en chatarra la mayoría de la veintena de carros de combate M-60 A3 del Regimiento de Caballería Acorazado «Alcántara» n° 10 que ni siquiera han llegado arrancar sus motores.
6:08 horas. Grupos aislados de soldados con sus mandos logran abandonar los cuarteles en ruinas y se dirigen a defender la frontera por donde, en poco tiempo, aparecerán las fuerzas mecanizadas marroquíes precedidas de carros de combate ex soviéticos T-72 comprados por Rabat a Bielorrusia. Una decena de vehículos blindados sobre ruedas (BMR) del Regimiento «Alcántara» con misiles contracarro «Tow» han logrado a duras penas desplegarse en las inmediaciones del aeropuerto para intentar proteger la pista. La crónica falta de misiles del Ejército español se pone de manifiesto. La unidad no disponía de misiles antiaéreos «Mistral» de baja cota para hacer frente a los helicópteros «Gazelle» de origen francés armados con misiles pesados contracarro y desvastadores cañones de 20mm. que en sucesivas pasadas dejan fuera de combate los BMR. Los «Mirage» terminan su labor con la destrucción de la pista de aterrizaje. El ataque por sorpresa contra Melilla ha sido letal. Se han producido más del 40 por ciento de bajas.
En Madrid, tras los primeros momentos de estupor en la «célula de guardia» del Estado Mayor de la Defensa (EMAD) en la calle Vitrubio, el Jefe delEstado Mayor de la Defensa, almirante Moreno Barberá, es informado de la invasión. Éste se lo comunica al ministro Federico Trillo y minutos después el presidente del Gobierno está al tanto de la situación. Al producirse el ataque la Fuerza Aérea española sólo tiene en situación de despegue en 15 minutos a cuatro cazabombarderos, dos F-18 en Torrejón (Madrid) y dos «Mirage» F-1 en Los Llanos (Albacete) armados sólo con misiles aire-aire «Sidewinder». Los preparativos militares han sido llevados con tanto sigilo por el Estado Mayor marroquí que ni siquiera el satélite de espionaje «Helios» II, que España comparte con Francia e Italia y sobrevuela el norte de África con misiones de inteligencia fotográfica, fue capaz de alertar sobre los movimientos de tropas. Curiosamente los servicios de inteligencia franceses, estrechos aliados de sus homónimos alauíes, habían logrado que unos días antes se le asignase al satélite la misión de identificar movimientos del Frente Polisario en el Sahara.
8:43 horas. Fuerzas del 25 Batallón de Infantería del Sector de Tauima, ubicado a dos kilómetros al sur de Nador, y del Tercer Grupo de Escuadrones Blindados de Guerif, alcanzan la primera línea de casas de Melilla. Los focos de resistencia han sido aplastados. La población civil permanece en sus viviendas sin atreverse a abandonarlas. Analistas militares han desarrollado para REPORTER el escenario ficticio de un ataque por sorpresa a Melilla. De las dos ciudades autónomas, ésta es la que presenta una defensa más compleja al ser la más lejana a la Península,
además de tener en su contra la orografía. ¿Cuál es la respuesta militar que daría España a una situación como la descrita? Los planes del Estado Mayor de la Defensa que, en líneas generales conocen los estrategas marroquíes, pasan por aniquilar en tierra a la débil Fuerza Aérea alauí con el fin de garantizar la superioridad del espacio aéreo, antes de desencadenar el contraataque. De ahí que el interés marroquí de adquirir cazabombarderos F-16 a Arabia Saudí, desvelado por este periódico en marzo pasado, desequilibraría el actual dominio aéreo español basado en los F-18. El paso siguiente sería afianzar Ceuta, antes de emprender cualquier acción ofensiva, con el despliegue terrestre de unidades de élite de la Fuerza de Acción Rápida (FAR) como La Legión desde sus bases de Ronda (Málaga) y Viator (Almería) y la Brigada Paracaidista, entre otras. Y en el plano naval sacar a mar abierto desde su base de Rota (Cádiz) al grupo aeronaval de combate con el portaaeronaves «Príncipe de Asturias» a fin de protegerle de una posible acción de la aviación marroquí. La fase ulterior consistiría en efectuar un desembarco anfibio en las cercanías de Tánger. El peso de la operación correría a cargo de la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR). Una vez consolidada la denominada en términos militares «cabeza de playa» tendría lugar un desembarco de tropas y material para progresar hacia el interior del territorio marroquí. Efectivos de la Brigada Paracaidista lanzados tras las líneas marroquíes tendrían la misión de facilitar el avance de las tropas españolas.
La finalidad última de tan compleja operación militar, desarrollada por orden del presidente del Gobierno y con el respaldo del Parlamento, seríatomar un «territorio rehén» para intercambiar con Marruecos en unas negociaciones posteriores bajo el aval de los organismos internacionales.
Los mandos militares consultados señalan que una invasión de Melilla como la descrita sería militarmente inviable para Marruecos, siempre que el Ejército español estuviese alertado y se dispusiera del adecuado despliegue disuasorio, dado que no habría lugar al «elemento sorpresa». Sin embargo, un factor a tener en cuenta y que es causa de preocupación entre los mandos de las Fuerzas Armadas es la falta de soldados profesionales. El Ejército despierta escaso interés entre los jóvenes españoles.
Para defender Ceuta y Melilla ante una acción militar de Marruecos sería necesario poner en orden de batalla a 30.000 soldados y marineros, contando tanto los efectivos de primera línea como el personal de apoyo necesario en los tres ejércitos. Un informe elaborado por analistas de la revista española «War Heat», especializada en cuestiones militares, asegura que las unidades en Ceuta y Melilla se encuentran por debajo del 60 por ciento de sus efectivos. En la Península la situación empeora con regimientos que tienen sus plantillas orgánicas al 30 por ciento. «Es conocida la situación de unidades plagadas de cuadros de mando sin soldados a los que mandar, con la consiguiente merma en la capacidad operativa para el combate, dejando reducido en demasiados casos el tamaño de los batallones al de compañías», subrayan los analistas de la citada publicación mensual. Unidades de élite como la BRIMAR no cubren sus necesidades de tropa.
Al ser preguntados si la actual crisis con Marruecos y la vuelta de tuerza de Mohamed VI sobre Ceuta y Melilla pueden desembocar en una una crisis militar, los mandos militares prefieren no opinar abiertamente y se remiten a documentos cono el borrador de la Revisión Estratégica de la Defensa. Este documento tiene por objeto identificar los riesgos y amenazas que España afrontará en los próximos años y, en función de los mismos, definir las misiones de las Fuerzas Armadas y los medios con los que ha de contar. El borrador señalaba antes de producirse la crisis de Perejil que «la posibilidad de una acción en fuerza sobre estas plazas es pequeña, pero no desdeñable». Indicaba que una vez resuelto el problema del Sahara y garantizada la estabilidad de Argelia, Marruecos podría impulsar su reclamación sobre Ceuta y Melilla, los peñones de Vélez de la Gomera, Chafarinas y Alhucemas.
En caso extremo, «la acción agresora tendría un carácter limitado en cuanto al espacio geográfico, aunque podría sumar las voluntades de toda la población marroquí». Las conclusiones de altos mandos militares y expertos civiles apuntaban que podría producirse una «acción hostil que no tiene porqué ser generalizada ni con gran cantidad de medios». Sobre la naturaleza de la misma, se indicaba que «podría ir desde la incursión de bandas armadas, el sabotaje o una campaña de terror, hasta el ataque generalizado y simultáneo a ambas plazas». Sin descartar movilizaciones como la «marcha verde». El Ejecutivo de Aznar procede a actualizar dicho documento tras el llamamiento de Mohamed VI a «liberar»
Ceuta y Melilla.
(Texto del supuesto ataque de Enrique Montánchez - Madrid.-)
EDITORIAL LA RAZON
Carencias defensivas
España necesita 30.000 soldados para defender Ceuta y Melilla
• La mayoría de las unidades de élite implicadas en la defensa de las dos ciudades españolas se encuentran al mínimo de efectivos
• Los planes de emergencia, en caso de que alguna de las plazas fuese invadida, prevén una compleja operación de desembarco en plena costa marroquí
• Es urgente la adquisición de helicópteros y reponer las dotaciones de misiles, ahora escasas
¿Y si Marruecos ataca Melilla...?
Mandos militares explican el escenario de un hipotético ataque y la reacción española. El Rey de Marruecos ha movilizado a su pueblo para «liberar» Ceuta y Melilla. ¿Qué ocurrirá si Mohammed VI pasa de las palabras a los hechos? LA RAZÓN ha consultado con mandos militares como sería un hipotético ataque a Melilla, la más alejada de las dos ciudades, y la respuesta militar de España.
España ha optado por encomendar la Defensa Nacional a un Ejército integrado en exclusiva por profesionales. Sus primeros retos, en operaciones multinacionales han sido todo un éxito y lo mismo puede decirse de la eficacia de nuestros soldados en la crisis de la isla de Perejil. El despliegue preventivo y la recuperación del islote no deben, sin embargo, ocultar las carencias que hacen de nuestras Fuerzas Armadas un mecanismo incompleto que podría tener serias dificultades a la hora de afrontar una agresión en nuestro propio territorio.
Las reiteradas advertencias que los expertos hacen en sus documentos estratégicos al referirse a Ceuta y Melilla, contrastan con la cicatería a la hora de arbitrar el Presupuesto de Defensa y el escaso fruto de las campañas de reclutamiento de la tropa profesional. La realidad es que nuestros militares carecen de buena parte de los medios que precisan y que, ante la hipótesis de una agresión contra las ciudades españolas en el norte de África, hay serias dudas, como expone un reportaje en LA RAZÓN, de que la respuesta fuese lo suficientemente rápida y eficaz. Que un país "amigo" como Marruecos nos ataque es algo que parece imposible, por más que, salvando las distancias, también lo fuera la ocupación de Perejil. Pero la misión del Ejército es prepararse ante posibles amenazas, por improbables que parezcan, y precisa para ello del apoyo de todos nosotros, expresado en los Presupuestos Generales del Estado, que ahora se elaboran.